Washington, D.C., — En un movimiento significativo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de los Estados Unidos ha anunciado que intensificará sus esfuerzos no solo para detener a inmigrantes indocumentados, sino también para sancionar a las empresas que los emplean. Este enfoque doble fue revelado por el director interino de ICE, Todd Lyons, en una reciente entrevista.
La nueva estrategia de ICE subraya un cambio en la política de aplicación de leyes migratorias. En lugar de enfocarse exclusivamente en los trabajadores indocumentados, ICE ahora dirigirá su atención hacia las empresas estadounidenses que se benefician de su trabajo. Lyons ha enfatizado que la agencia está comprometida al “cien por ciento” con esta política, que busca responsabilizar a los empleadores por la contratación de trabajadores sin permiso de residencia.
En las últimas semanas, ICE ha reanudado las redadas en lugares de trabajo, una práctica que había sido prominente durante la primera administración de Donald Trump pero que fue suspendida temporalmente bajo el gobierno de Joe Biden. Estas operaciones han resultado en la detención de cientos de trabajadores presuntamente ilegales, incluyendo menores de edad. La reactivación de estas redadas ha generado un impacto significativo en sectores económicos como la agricultura y la hostelería.
A pesar de una breve pausa solicitada por Trump el mes pasado, que incluía una posible consideración para trabajadores agrícolas, la administración actual no ha brindado detalles adicionales ni ha implementado cambios en la política. De hecho, la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, reafirmó recientemente que no habrá amnistía para los trabajadores indocumentados y que las deportaciones continuarán de forma estratégica.
ICE ha dejado claro que la aplicación de las leyes migratorias en los lugares de trabajo seguirá adelante. La agencia planea utilizar órdenes de arresto penal para procesar a los empleadores que contraten a inmigrantes indocumentados, reafirmando su postura de que estas prácticas empresariales no solo son ilegales, sino también explotadoras.
Este enfoque renovado de ICE marca un punto de inflexión en la política migratoria de EE.UU., con implicaciones potencialmente amplias para la economía y los derechos laborales de los trabajadores inmigrantes.