WASHINGTON D.C. – En un nuevo episodio de confrontación política, el presidente Donald Trump dejó entrever la posibilidad de deportar a Elon Musk, al declarar este lunes que “lo miraré” al ser consultado sobre esa opción. Esta afirmación surge en medio de crecientes tensiones por las críticas de Musk al nuevo plan fiscal “One Big Beautiful Bill” impulsado por el Congreso.
Además, Trump sugirió eliminar los subsidios federales que reciben las compañías de Musk, como Tesla y SpaceX, y advirtió que “probablemente tendría que cerrar el negocio y volverse a casa a Sudáfrica” si se retira ese apoyo económico. El mandatario también mencionó que su gobierno podría revisar todos los contratos federales vigentes con las empresas del magnate.
Durante su intervención, Trump hizo referencia al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) —creado durante su administración—, y lanzó una crítica irónica al afirmar que el “perro DOGE” podría comerse a Musk, aludiendo a posibles sanciones institucionales.
Elon Musk respondió en redes sociales, exigiendo eliminar “TODO” el apoyo federal a sus empresas. Si bien reconoció que le resulta “muy, muy tentador” responder con dureza, optó por no escalar la confrontación en ese momento.
Es importante destacar que Musk es ciudadano estadounidense desde 2002, por lo que una deportación carece de fundamento legal. Sin embargo, las declaraciones de Trump reflejan una profunda ruptura política y empresarial con quien en algún momento fue considerado un aliado estratégico en tecnología e innovación.
Este enfrentamiento ocurre mientras Musk también ha amenazado con crear un nuevo partido político si el proyecto de ley fiscal es aprobado. El empresario ha calificado la propuesta como un “suicidio político” y económico para el país.