SANTO DOMINGO. – Gregory Feliz, un empleado del centro nocturno Jet Set, se ha convertido en una figura central en la investigación del asesinato del abogado y catedrático Yuniol Ramírez, ocurrido en 2017. Según el expediente del Ministerio Público, Gregory habría advertido a las autoridades sobre movimientos sospechosos relacionados con el caso, pero sus alertas fueron desatendidas.

De acuerdo con la acusación, Gregory proporcionó información crucial que apuntaba a irregularidades y posibles encubrimientos dentro de la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), dirigida en ese momento por Manuel Rivas, principal imputado en el caso. El testimonio del joven detalla cómo fue testigo de reuniones y conversaciones que podrían haber evitado el trágico desenlace, de haberse actuado a tiempo.

El expediente sostiene que Feliz se presentó en varias ocasiones ante distintas instancias del Estado, tratando de ofrecer su testimonio y advertencias, pero fue ignorado sistemáticamente. “Gregory trató de hacer lo correcto, pero el sistema le dio la espalda”, señala el documento del Ministerio Público.

Este giro en el caso reaviva el debate sobre la efectividad de los mecanismos de protección a denunciantes y testigos en el país, así como la responsabilidad institucional frente a señales de corrupción o actos criminales.

Actualmente, Gregory Feliz es considerado uno de los testigos más relevantes para sustentar la acusación contra los implicados, y su relato ha sido incluido en la solicitud de apertura a juicio presentada por la Procuraduría.

El caso de Yuniol Ramírez continúa siendo uno de los expedientes más emblemáticos en la lucha contra la corrupción administrativa en la República Dominicana, y el testimonio de Gregory podría marcar un punto de inflexión en el proceso judicial.

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