TEHERÁN / JERUSALÉN. – Un grupo de ciberactivistas conocido como “Gorrión Depredador”, que según diversas fuentes estaría vinculado a organismos de seguridad israelíes, ha reivindicado un ataque cibernético de gran escala contra la infraestructura tecnológica de un banco supuestamente afiliado a la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC).

En un comunicado difundido este martes, los atacantes aseguraron que la entidad financiera atacada era utilizada por el régimen iraní para evadir sanciones internacionales, financiar organizaciones terroristas y canalizar fondos hacia programas de misiles y desarrollo nuclear. Según el grupo, la operación resultó en la destrucción total de los sistemas de datos del banco, lo que provocó una interrupción masiva de los servicios financieros en varias regiones del país.

Detalles del ataque

  • El banco afectado, aseguran los hackers, era una pieza clave en la red económica de la IRGC, facilitando transferencias encubiertas a milicias aliadas en Medio Oriente.
  • Los fondos que gestionaba esta entidad provenían directamente de cuentas del pueblo iraní, hecho que —según el grupo— agrava la carga social del ataque.
  • Diversos medios locales iraníes han reportado fallos generalizados en cajeros automáticos, plataformas de pago móvil y banca digital, aunque sin confirmar oficialmente la causa.

Reacciones y silencio oficial

Fuentes regionales de inteligencia, aunque no han confirmado públicamente la autoría del ataque ni su impacto total, señalan que la operación exhibe características de una acción cibernética altamente sofisticada, alineada con intereses estratégicos regionales.

Hasta el momento, la Guardia Revolucionaria de Irán no ha emitido declaraciones oficiales. Sin embargo, se presume que ha activado protocolos internos de contención, incluyendo el aislamiento de redes críticas y la restricción de accesos digitales en sectores sensibles.

Un conflicto digital en expansión

El incidente se enmarca en un contexto de tensión creciente entre Irán e Israel, donde la ciberguerra se ha convertido en una herramienta recurrente de confrontación indirecta. En los últimos años, ataques mutuos a infraestructuras estratégicas —como bancos, refinerías, sistemas de transporte y redes eléctricas— se han intensificado, desplazando el conflicto a un terreno no convencional pero de alto impacto.

Expertos en seguridad cibernética advierten que este tipo de ofensivas podría aumentar la inestabilidad regional, generar represalias cibernéticas y exponer la vulnerabilidad de sistemas financieros utilizados con fines militares o políticos.


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